sábado, 2 de octubre de 2010

EL ESTILO.


Taller Nº4.
Periodismo [2]

El estilo es el conjunto de características o cualidad que diferencian y distinguen una forma de escribir de otra. El estilo es el sentido vital, la personalidad transferida al desarrollo oral o escrito del tema.

Según el Diccionario, se llama “estilo” a:
- El punzón con el cual escribían los antiguos en tablas enceradas.
- Modo, manera, forma de comportamiento.
- Uso, práctica, costumbre, moda.
- Manera de escribir o de hablar peculiar de un escritor o de un orador. Ej: El estilo de Cervantes.
- Carácter propio que da a sus obras un artista plástico o un músico. Ej: El estilo de Miguel Ángel. El estilo de Rossini.
- Conjunto de características que individualizan la tendencia artística de una época. Ej: Estilo neoclásico.
- Gusto, elegancia o distinción de una persona o cosa. Ej: Pepa viste con estilo.
- Columna pequeña, hueca o esponjosa, existente en la mayoría de las flores, que arranca del ovario y sostiene el estigma.
- Cada una de las distintas formas de realizar un deporte. Ej: Prueba en estilo mariposa.
- Púa sobre la cual está montada la aguja magnética.

En tanto que la redacción y la gramática son instrumentos que sirven para lograr la mejor manera de expresar una idea, el estilo indica el modo -personal e intransferible- de hacerlo.

El estilo, por otra parte, exige la delimitación previa del tema a desarrollarse. Así, el informador, el reportero, el corresponsal, deben darse una respuesta previa a cada una de estas preguntas:

  • ¿Qué se expresa?
  • ¿Cómo se expresa?
  • ¿Para qué se expresa?
  • ¿A quién se expresa?

Las respuestas nos llevarán a la delimitación de dos situaciones:

1.- El canal mediante el cual se transmitirá la información (alguno de los géneros literarios estudiados en el Taller anterior); y

2.- El medio al cual se transmite la información: si es individual o colectivo, rico o pobre, intelectual o poco instruido, alfabetizado o semialfabetizado.

PARA TRABAJAR EN EL TALLER:
1) Analice en el texto de abajo:
a) Palabras que usted no conocía.
b) Géneros de literatura cristiana que se nombran; agregue aquellos que, a su juicio, faltó nombrar.
c) ¿Qué se expresa?, ¿Cómo se expresa?, ¿Para qué se expresa? y ¿A quién se expresa?
2) Relate una experiencia personal reciente, teniendo en cuenta las cuatro preguntas anteriores.


Texto para analizar.

LITERATURA CRISTIANA.[1]

Cuando hablamos de literatura cristiana estamos haciendo referencia a todo aquél escrito que se relaciona con los principales temas del cristianismo y que, sobre todo, incorpora y hace suyo lo que podríamos llamar “la manera cristiana de ver el mundo”, su contenido doctrinal o su objetivo pedagógico. Naturalmente, todo esto constituye un enorme cuerpo de textos de la naturaleza más variada.

La Biblia, si bien algunos estudiosos no la incluirían en la categoría más estricta de “literatura”, ha sido siempre leída y tratada como tal. De hecho, La Biblia se considera frecuentemente como una verdadera obra maestra de la literatura universal, al margen de su contenido doctrinario. Además, la Biblia y muchos de sus pasajes siguen presentes tanto en la literatura cristiana como en gran parte de la literatura no-cristiana, ya que junto con la mitología grecorromana ha conformado el paradigma cultural occidental desde tiempos antiguos.

Al margen ya de las Sagradas Escrituras, numerosos epistolarios y tratados teológicos fueron escritos ya desde los tiempos de Jesús por autores cristianos. En esos primeros tiempos todos estos escritos se hallaban lejos del género de la ficción, siendo en su mayoría cartas, comentarios a pasajes de la Biblia, trabajos doctrinarios y hagiografía.

Un hito en la evolución de la literatura como fue la invención de la Imprenta no pasó sin consecuencias para la literatura cristiana. Desde entonces, y particularmente desde el desarrollo de la prensa escrita, la tipología de literatura “doctrinal” se hizo más popular y se marcó como el objetivo la diseminación del mensaje de Jesús. En particular, el género del Tratado, un pequeño panfleto conteniendo una explicación de un pasaje concreto, se usó mucho en tiempos de la Reforma con objetivos proselitistas.

Otro género especialmente utilizado por los autores cristianos fue la alegoría. Consistente en contar una historia a través de figuras simbólicas o representaciones, autores como Dante Aliguieri, en su Divina Comedia, o John Bunyan, en El Progreso del Peregrino, hicieron un exitoso uso de este estilo.

Por otra parte, en épocas más modernas ha ido tomando forma un nuevo género que debemos citar aquí: la literatura cristiana de ficción. Normalmente esta literatura toma forma de novelas, y si bien en numerosas novelas bien conocidas autores cristianos toman influencias del cristianismo, hemos de distinguir esas novelas (como por ejemplo las de G. K. Chesterton) que van destinadas a todo tipo de públicos, frente a las novelas especialmente etiquetadas como “cristianas”. Particularmente, este último género se ha desarrollado en Norteamérica, desde donde pequeñas comunidades -frecuentemente conservadores- mantienen viva la publicación de obras de ficción cuyo objetivo último es extender las enseñanzas del cristianismo.


[1] Tomado de La Guía 2.000, sitio Internet: