viernes, 2 de noviembre de 2012

CARTAS A UN JOVEN POETA (2)


Rainer María Rilke

Viareggio, cerca de Pisa (Italia), a 5 de abril de 1903


Ha de perdonarme, distinguido y estimado señor, que haya tardado hasta hoy para recordar con gratitud su carta del 24 de febrero. Durante todo este tiempo me encontré bastante mal. No precisamente enfermo, pero sí abatido y presa de una postración de carácter gripal, que me inhabilitaba para todo. Finalmente, al ver que ni por asomo llegaba a operarse ningún cambio en mi estado, acabé por acudir a orillas de este mar meridional, cuya acción bienhechora ya me fue de algún alivio en otra ocasión. Pero aun no estoy restablecido. Todavía me cuesta escribir. Así, pues, tendrá usted que acoger estas pocas líneas en lugar de muchas más.

Sepa, desde luego, que me causará siempre alegría con cada una de sus cartas. Sólo habrá de ser indulgente con mis respuestas, que quizás lo dejen a menudo sin nada entre las manos. Y es que en realidad, sobre todo ante las cosas más hondas y más importantes, nos hallamos en medio de una soledad sin nombre. Para poder aconsejar y, más aun, para poder ayudar a otro ser, deben ocurrir y lograrse muchas cosas. Y para que se llegue a acertar una sola vez, debe darse toda una constelación de circunstancias propicias.

Sólo dos cosas más querría decirle hoy: En primer lugar, algo acerca de la ironía. No se deje dominar por ella, y menos que en cualquier otra ocasión, en los momentos de esterilidad. En los que sean fecundos, procure aprovecharla como un medio más para comprender la vida. Empleada con pureza, también la ironía es pura, y no hay por qué avergonzarse de ella. Pero si usted siente que le es ya demasiado familiar y teme su creciente intimidad, vuélvase entonces hacia grandes y serios asuntos, ante los cuales ella quedará siempre pequeña y desamparada. Busque la profundidad de las cosas: hasta allí nunca logra descender la ironía... Y cuando la haya llevado así al borde de lo sublime, averigüe al mismo tiempo si ese modo de entender la vida brota de una necesidad propia y esencial. Pues entonces, bajo el influjo de las cosas serias, acabará por desprenderse de usted -si es algo meramente accidental-; o bien -si es que realmente le pertenece como algo innato- cobrará fuerza, y se convertirá en un instrumento serio para incluirse entre los medios con que usted habrá de plasmar su arte.

Lo otro que yo quería decirle es esto: De todos mis libros, muy pocos me son imprescindibles. En rigor, sólo dos están siempre entre mis cosas, dondequiera que yo me halle. También aquí los tengo conmigo: la Biblia y las obras del poeta danés Jens Peter Jacobsen. Se me ocurre pensar si usted las conoce. Puede adquirirlas fácilmente, ya que algunas de ellas han sido publicadas -muy bien traducidas por cierto- en la "Biblioteca Universal" de las "Ediciones Reclam". Procúrese los Seis cuentos de J. P. Jacobsen así como su novela Niels Lyhne, y empiece por leer, en el primer librito, el primer cuento, que lleva por título "Mogens": Le sobrecogerá un mundo; la dicha, la riqueza, la inconcebible grandiosidad de todo un mundo. Permanezca y viva por algún tiempo en estos libros, y aprenda de ellos cuanto le parezca digno de ser aprendido. Ante todo, ámelos: su cariño le será pagado miles y miles de veces. Y, cualquiera que pueda llegar a ser más adelante el rumbo de su vida, estoy seguro de que ese amor cruzará siempre la urdimbre de su existencia, como uno de los hilos más importantes en la trama de sus experiencias, de sus desengaños y de sus alegrías.
 

Si yo he de decirle quien me enseñó algo acerca del crear, de su esencia, de su profundidad y de cuanto en él hay de eterno, sólo puedo citar dos nombres: el del grande, muy grande Jacobsen[1]  y el de Auguste Rodin[2], el escultor sin par entre todos los artistas que viven en la actualidad.

¡Que siempre le salga todo bien en sus caminos! Su

Rainer Maria Rilke

 

 

PARA TRABAJAR EN EL TALLER.

    1. ¿Qué entiende usted por ironía?
    2. ¿Qué libros le son a usted imprescindibles en su biblioteca?
    3. ¿Se puede amar a un libro?
    4. Comente esta metáfora de la vida: “la urdimbre de su existencia, como uno de los hilos más importantes en la trama de sus experiencias, de sus desengaños y de sus alegrías.”
    5. Analice y discuta las siguientes frases de autor:

"¿No sabéis que hay en este mundo una cofradía secreta, que se podría llamar la Compañía de melancólicos? That people there are who by natural constitution have been given a different nature and disposition than the others; that have a larger heart and a swifter blood, that wish and demand more, have stronger desires and a yearning which is wilder and more ardent than that of the common herd. Que las personas son los que por constitución natural ha dado una naturaleza diferente y disposición de los demás, que tienen un corazón grande y una sangre más rápido, que desean y exigen más, tienen fuertes deseos y un anhelo que es más salvaje y más ardiente que el del rebaño común. They are fleet as children over whose birth good fairies have presided; their eyes are opened wider; their senses are more subtile in all their perceptions. Son como niños mayores de flota cuyo nacimiento hadas buenas han presidido, sus ojos se abrieron más, sus sentidos son más sutiles en todas sus percepciones. The gladness and joy of life, they drink with the roots of their heart, the while the others merely grasp them with coarse hands.” La alegría y el gozo de la vida, que beben con las raíces de su corazón, mientras que los otros sólo les sujete con las manos gruesas."

JENS PETER JACOBSEN, 1847-1885, poeta danés.
 

“Nada es una pérdida de tiempo si se utiliza la experiencia...”
“La paciencia es también una forma de acción”

FRANÇOIS-AUGUSTE-RENÉ RODIN, 1840-1917, Artista escultor francés.



[1] JENS PETER JACOBSEN (1847-1885) ejerció una gran influencia en los países nórdicos y en Alemania. No es desconocido en España, donde existen excelentes versiones de la novela "MARIA GRUBBE" y de los cuentos "MOGENS" y "UN TIRO EN LA NIEBLA", hechas, las tres, por don Manuel de Montoliu para Editorial "Cervantes" de Barcelona. En cuanto a la célebre novela "NIELS LYHNE", se publicaron dos versiones: una del señor Insúa, editada hace años en Madrid con el título de "REALIDAD Y ENSUEÑO" y con prólogo de Edmond Jaloux; y otra, más reciente, que lleva su verdadero nombre y fue encargada por Ediciones "Nausica" de Barcelona al señor Bofill i Ferro. De los "SEIS CUENTOS" han sido vertidos al castellano, aparte de los dos ya citados, tres cuentos más, publicados juntos en la colección "Euro" del Editor J. Janés de Barcelona; figuran entre ellos "AQUÍ DEBERÍAN FLORECER ROSAS" y "LA SEÑORA FONS". Falta aún por traducir "LA PESTE EN BERGAMO" -el más impresionante de los "Seis Cuentos"- y falta sobre todo una traducción directa de las obras completas del gran poeta y novelista danés, a quien Rilke debe tanto.
 
[2] Más aún que Jacobsen, más que nadie, influyó Rodin sobre Rilke. Entre el insigne escultor francés y el joven poeta pensador nacieron a principios de siglo unas relaciones que se volvieron cada vez más estrechas, convirtiéndose bien pronto en amistad perdurable, que dio magníficos frutos. Rilke vivió largas temporadas en París y llegó a ser, por algún tiempo, secretario de Rodin, sobre quien escribió el mejor libro existente acerca del maestro. Esta obra, que lleva por título "RODIN", tiene también su versión castellana, publicada no hace mucho en Buenos Aires.
 

CARTAS A UN JOVEN POETA

Rilke en Moscú, retratado por Leonid Pasternak en 1928.
 
 

Rainer María Rilke


Era en 1902, a fines de otoño. Estaba yo sentado en el parque de la Academia Militar de Wiener Neustadt, bajo unos viejísimos castaños, y leía en un libro. Profundamente sumido en la lectura, noté apenas cómo se llegó junto a mí Horacek, el sabio y bondadoso capellán de la Academia, el único entre nuestros profesores que no fuera militar. Me tomó el libro de las manos, contempló la cubierta y movió la cabeza. "¿Poemas de Rainer María Rilke?", preguntó pensativo. Y, hojeando luego al azar, recorrió algunos versos con la vista, miró meditabundo a lo lejos, e inclinó por fin la frente, musitando: "Así, pues, el cadete Renato Rilke nos ha salido poeta..."


De este modo supe yo algo del niño delgado y pulido, entregado por sus padres más de quince años atrás a la Escuela Militar Elemental de Sankt Poelten, para que algún día llegase a oficial. Horacek había estado de capellán en aquel establecimiento y aun recordaba muy bien al antiguo alumno. El retrato que de él me hizo fue el de un joven callado, serio y dotado de altas cualidades, que gustoso manteníase retraído y soportaba con paciencia la disciplina del internado. Al terminar el cuarto curso, pasó junto con los demás alumnos a la Escuela Militar Superior de Weisskirchen, en Moravia. Allí, por cierto, echose de ver que su constitución no era bastante recia, y así sus padres tuvieron que retirarlo del establecimiento, haciéndole proseguir estudios en Praga, cerca del hogar. De cómo siguió desarrollándose luego el camino externo de su vida, ya nada supo referirme Horacek.

Por todo ello, será fácil comprender que yo, en aquel mismo instante, decidiera enviar mis ensayos poéticos a Rainer Maria Rilke y solicitar su dictamen. No cumplidos aún los veinte años, y hallándome apenas en el umbral de una carrera, que en mi íntimo sentir era del todo contraria a mis inclinaciones, creía que si acaso podía esperar comprensión de alguien, había de encontrarla en el autor de "Para mi propio festejo". Y sin que lo hubiese premeditado, tomó cuerpo y juntose a mis versos una carta, en la cual me confiaba tan francamente al poeta como jamás me confié, ni antes ni después, a ningún otro ser.

Muchas semanas pasaron hasta que llegó la respuesta. La carta, sellada con lacre azul, pesaba mucho en la mano, y, en el sobre, que llevaba la estampilla de París, veíanse los mismos trazos claros, bellos y seguros, con que iba escrito el texto, desde la primera línea hasta la última. Iniciada de esta manera mi asidua correspondencia con Rilke, prosiguió hasta el año 1908, y fue luego enriqueciéndose poco a poco, porque la vida me desvió hacia unos derroteros de los que precisamente había querido preservarme el cálido, delicado y conmovedor desvelo del poeta.

Pero esto no tiene importancia. Lo único importante son las diez cartas que siguen. Importante para saber del mundo en que vivió y creó Rainer Maria Rilke. Importante también para muchos que se desenvuelvan y se formen hoy y mañana. Y ahí donde habla uno que es grande y único, deben callarse los pequeños. [1]

Franz Xaver Kappus

Berlín, junio de 1929

 

París, a 17 de febrero de 1903
Muy distinguido señor:

Hace sólo pocos días que me alcanzó su carta, por cuya grande y afectuosa confianza quiero darle las gracias. Sabré apenas hacer algo más. No puedo entrar en minuciosas consideraciones sobre la índole de sus versos, porque me es del todo ajena cualquier intención de crítica. Y es que, para tomar contacto con una obra de arte, nada, en efecto, resulta menos acertado que el lenguaje crítico, en el cual todo se reduce siempre a unos equívocos más o menos felices.

Las cosas no son todas tan comprensibles ni tan fáciles de expresar como generalmente se nos quisiera hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son inexpresables; suceden dentro de un recinto que nunca holló palabra alguna. Y más inexpresables que cualquier otra cosa son las obras de arte: seres llenos de misterio, cuya vida, junto a la nuestra que pasa y muere, perdura.

Dicho esto, sólo queda por añadir que sus versos no tienen aún carácter propio, pero sí unos brotes quedos y recatados que despuntan ya, iniciando algo personal. Donde más claramente lo percibo es en el último poema: "Mi alma". Ahí hay algo propio que ansía manifestarse; anhelando cobrar voz y forma y melodía. Y en los bellos versos "A Leopardi" parece brotar cierta afinidad con ese hombre tan grande, tan solitario. Aun así, sus poemas no son todavía nada original, nada independiente. No lo es tampoco el último, ni el que dedica a Leopardi. La bondadosa carta que los acompaña no deja de explicarme algunas deficiencias que percibí al leer sus versos, sin que, con todo, pudiera señalarlas, dando a cada una el nombre que le corresponda.

Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo.
Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida.

Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.

Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil : en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras.

¿Qué más he de decirle? Me parece que ya todo queda debidamente recalcado. Al fin y al cabo, yo sólo he querido aconsejarle que se desenvuelva y se forme al impulso de su propio desarrollo. Al cual, por cierto, no podría causarle perturbación más violenta que la que sufriría si usted se empeñase en mirar hacia fuera, esperando que del exterior llegue la respuesta a unas preguntas que sólo su más íntimo sentir, en la más callada de sus horas, acierte quizás a contestar.

Fue para mí una gran alegría el hallar en su carta el nombre del profesor Horacek. Sigo guardando a este amable sabio una profunda veneración y una gratitud que perdurará por muchos años. Hágame el favor de expresarle estos sentimientos míos. Es prueba de gran bondad el que aun se acuerde de mí, y yo lo sé apreciar.

Le devuelvo los adjuntos versos, que usted me confió tan amablemente. Una vez más le doy las gracias por la magnitud y la cordialidad de su confianza. Mediante esta respuesta sincera y concienzuda, he intentado hacerme digno de ella: al menos un poco más digno de cuanto, como extraño, lo soy en realidad.

Con todo afecto y simpatía,

Rainer Maria Rilke

 


[1] Como entre los más pequeños se hallan generalmente los traductores, no osamos anteponer al presente trabajo ningún prólogo propio, a pesar de ser muchas las cosas que quisiéramos decir sobre Rilke, su vida, su obra y su influencia en las letras contemporáneas. Si bien aparecen a veces traductores de excepcional altura -Rilke mismo fue un traductor genial, y pudimos oír un día en Hamburgo, de labios de Paul Valéry, que cierta versión alemana hecha por el poeta praguense supera en mucho al original francés-, la inmensa mayoría, entre cuyas últimas filas nos encontramos, no pasa de desempeñar un modestísimo papel, aun cuando alguna que otra traducción logre no ser del todo una traición. Justo es, por tanto, que se evite añadir a las ya numerosas deficiencias de una versión, consideraciones más o menos acertadas acerca de un autor, sobre todo cuando éste es Rainer María Rilke, el mayor poeta de nuestro siglo.

domingo, 19 de agosto de 2012

EL CUENTO.


Algunas definiciones:
Carlos Mastrángelo, en su libro El cuento argentino, define el cuento de la siguiente manera:
  1. Un cuento es una seria breve y escrito de incidentes;
  2. de ciclo acabado y perfecto como un círculo;
  3. siendo muy esencial el argumento, el asunto o los incidentes en sí;
  4. trabados éstos en una única e ininterrumpida ilación;
  5. sin grandes intervalos de tiempo y espacio;
  6. rematados por un final imprevisto, adecuado y natural.
Es una narración breve y sencilla, puede ser oral o escrita, en la que se relata una historia tanto real o imaginaria. Además es breve por solo trasmitir un solo asunto o acción. El cuento tiene un número reducido de personajes. Los cuentos tradiciones transmiten generalmente una enseñanza o moraleja al lector.
Otras definiciones:
·        Narración breve, escrita generalmente en prosa, y que por su enfoque constituye un género literario típico, distinto de la novela y de la novela corta.
·        Breve relato de sucesos ficticios y de carácter sencillo, hecho con fines morales o educativos.
·        Relación de suceso - Relación de un suceso falso o de pura invención - Fábula que se cuenta a los muchachos para divertirlos.
·        Es un relato breve y artístico de hechos imaginarios. Son esenciales en el cuento el carácter narrativo, la brevedad del relato, la sencillez de la exposición y del lenguaje y la intensidad emotiva.
·        Breve narración en prosa, que desarrolla un tema preferentemente fantástico y cuyo fin es divertir.
·        Es una narración corta, breve, de hechos reales o ficticios, cuyo origen es la anécdota y su finalidad es entretener; a veces algo moralizadora.
·        Es un relato corto donde se narra una acción realizada por unos personajes en un ambiente determinado.
Diferencia del cuento y la novela:
Una característica estructural que lo diferencia de la novela es la frontera entre un cuento largo y una novela corta no es fácil de definir. Si bien la novela se estructura también como el cuento en exposición, nudo y desenlace, estas tres partes suelen tener una extensión aproximadamente igual, mientras que en el cuento existe una preponderancia de un solo nudo o núcleo alrededor del cual gira la historia.
Partes del cuento:
1.- Introducción, inicio o planteamiento:
La parte inicial de la historia, donde se presentan todos los personajes y sus propósitos. Pero fundamentalmente, donde se presenta la normalidad de la historia. Lo que se presenta en la introducción es lo que se quiebra o altera en el nudo. La introducción sienta las bases para que el nudo tenga sentido. En esta parte, el tipo de composición escrita que se utiliza es la descripción. En ella se dan a conocer:
·         Cuando sucede la historia: época o tiempo
·         Donde sucede la historia: lugares
·         Quién son los protagonistas y como son
2.- Nudo:
Desarrollo o nudo: Es la parte donde se presenta el conflicto o el problema de la historia, toma forma y suceden los hechos más importantes. El nudo surge a partir de un quiebre o alteración de lo planteado en la introducción. Es la parte más importante del cuento, la más jugosa y significativa, y también la más larga. En ella se diferencian dos instancias:
·         Problema: algo especial aparece o  sucede
·         Suceso: distintas situaciones y hechos para solucionar el problema. Suelen ser varias
Se cuentan todas las situaciones, líos, enredos y sucesos de los personajes.  La composición escrita más usual para esta parte es la conversación, porque los personajes hablan entre ellos, aunque también se utiliza la narración.
3.- Final y desenlace:
Donde se suele dar el clímax, la solución a la historia y finaliza la narración. Incluso en los textos con final abierto, hay un desenlace. Puede terminar en un final feliz o no. Existen muchas clases de final: feliz, triste, accidental, imprevisto, sorpresa, etc. Es la última parte del cuento y también la más corta. En ella debe terminar la historia. Pueden escribirse:
·         Conclusión: el problema se soluciona
·         Final: se vuelve a la normalidad y cotidiana.
El tiempo.
Las dificultades que se presentan al momento de ordenar la acción se deben a que los autores juegan con el tiempo en sus narraciones para lograr distintos efectos. Ésa es la razón por la que generalmente la novela y el cuento policiacos comienzan cuando el crimen o el delito ya se han cometido.
En ocasiones, en el caso del cuento, la trama de la obra adopta formas particulares, no lineales, que permiten mezclar el pasado con el presente; con ello, el cuento se torna más atractivo e interesante para el lector.
Existen algunos saltos temporales que son muy usados en la literatura con diversas finalidades, como elracconto y el flashback.
El racconto es un retroceso temporal extenso que se produce en un relato y sirve para recoger situaciones pasadas. El flashback también es un salto hacia el pasado, pero se diferencia del racconto porque es más breve.
El texto literario puede, además, tener un comienzo in media res, cuando la narración se inicia en un punto intermedio, por lo que el relato debe retroceder para recuperar el inicio; o un comienzo in extrema res, cuando el relato se inicia con el fin y después retrocede para conocer su desarrollo.
A partir de estos ordenamientos podremos comprender la trama. El ordenamiento temporal dosificará la información a la que accedemos con respecto a los personajes, a las claves que solucionan el enigma en el relato policiaco, o a un misterio que se ha abierto al realizar un viaje en el tiempo.
Tipos de cuentos:
La clasificación del cuento puede ser muy variada. Depende del punto de vista que adoptemos en cuanto a contenido, época literaria, enlace con la realidad, elemento sobresaliente, etc., lo que permite que un mismo cuento pertenezca a varios encasillados simultáneamente. Esbozaremos, en líneas generales, los principales tipos de cuentos que existen:
Cuentos en verso y prosa: los primeros se consideran como poemas épicos menores; los segundos son narraciones breves, desde el punto de vista formal. Los teóricos sajones, atendiendo a la extensión del relato, clasifican como novela corta toda narración que fluctué entre 10.000 y 35.000 palabras, y como cuento el relato que no sobrepase las 10.000 palabras.
Cuentos populares y eruditos: los primeros son narraciones anónimas, de origen remoto, que generalmente conjugan valores folclóricos, tradiciones y costumbres, y tienen un fondo moral; los segundos poseen origen culto, estilo artístico y variedad de manifestaciones.
Tanto unos como otros pueden subclasificarse en: infantiles, fantásticos, poéticos y realistas.
Cuentos infantiles: se caracterizan porque contienen una enseñanza moral; su trama es sencilla y tienen un libre desarrollo imaginativo. Se ambientan en un mundo fantástico donde todo es posible. Autores destacados en este género son Andersen y Perrault.
Cuentos fantásticos o de misterio: su trama es más compleja desde el punto de vista estructural; impresionan por lo extraordinario del relato o estremecen por el dominio del horror. Autores destacados en este género son Hoffmann y Poe.
Cuentos poéticos: se caracterizan por una gran riqueza de fantasía y una exquisita belleza temática y conceptual. Autores destacados en este género son Wilde y Rubén Darío.
Cuentos realistas: reflejan la observación directa de la vida en sus diversas modalidades: sicológica, religiosa, humorística, satírica, social, filosófica, histórica, costumbrista o regionalista. Autores destacados en este gnero son Palacio Valdés, Unamuno, Quiroga, etc.
Linkografía:
La gota de agua
Hans Christian Andersen
Seguramente sabes lo que es un cristal de aumento, una lente circular que hace las cosas cien veces mayores de lo que son. Cuando se coge y se coloca delante de los ojos, y se contempla a su través una gota de agua de la balsa de allá fuera, se ven más de mil animales maravillosos que, de otro modo, pasan inadvertidos; y, sin embargo, están allí, no cabe duda. Se diría casi un plato lleno de cangrejos que saltan en revoltijo. Son muy voraces, se arrancan unos a otros brazos y patas, muslos y nalgas, y, no obstante, están alegres y satisfechos a su manera.
Pues he aquí que vivía en otro tiempo un anciano a quien todos llamaban Crible-Crable, pues tal era su nombre. Quería siempre hacerse con lo mejor de todas las cosas, y si no se lo daban, se lo tomaba por arte de magia. Así, peligraba cuanto estaba a su alcance.
El viejo estaba sentado un día con un cristal de aumento ante los ojos, examinando una gota de agua que había extraído de un charco del foso. ¡Dios mío, que hormiguero! Un sinfín de animalitos yendo de un lado para otro, y venga saltar y brincar, venga zamarrearse y devorarse mutuamente.
-¡Qué asco! -exclamó el viejo Crible-Crable-. ¿No habrá modo de obligarlos a vivir en paz y quietud, y de hacer que cada uno se cuide de sus cosas?
Y piensa que te piensa, pero como no encontraba la solución, tuvo que acudir a la brujería.
-Hay que darles color, para poder verlos más bien -dijo, y les vertió encima una gota de un líquido parecido a vino tinto, pero que en realidad era sangre de hechicera de la mejor clase, de la de a seis peniques. Y todos los animalitos quedaron teñidos de rosa; parecía una ciudad llena de salvajes desnudos.
-¿Qué tienes ahí? -le preguntó otro viejo brujo que no tenía nombre, y esto era precisamente lo bueno de él.
-Si adivinas lo que es -respondió Crible-Crable-, te lo regalo; pero no es tan fácil acertarlo, si no se sabe.
El brujo innominado miró por la lupa y vio efectivamente una cosa comparable a una ciudad donde toda la gente corría desnuda. Era horrible, pero más horrible era aún ver cómo todos se empujaban y golpeaban, se pellizcaban y arañaban, mordían y desgreñaban. El que estaba arriba quería irse abajo, y viceversa.
-¡Fíjate, fíjate!, su pata es más larga que la mía. ¡Paf! ¡Fuera con ella! Ahí va uno que tiene un chichón detrás de la oreja, un chichoncito insignificante, pero le duele, y todavía le va a doler más.
Y se echaban sobre él, y lo agarraban, y acababan comiéndoselo por culpa del chichón. Otro permanecía quieto, pacífico como una doncellita; sólo pedía tranquilidad y paz. Pero la doncellita no pudo quedarse en su rincón: tuvo que salir, la agarraron y, en un momento, estuvo descuartizada y devorada.
-¡Es muy divertido! -dijo el brujo.
-Sí, pero ¿qué crees que es? -preguntó Crible-Crable-. ¿Eres capaz de adivinarlo?
-Toma, pues es muy fácil -respondió el otro-. Es Copenhague o cualquiera otra gran ciudad, todas son iguales. Es una gran ciudad, la que sea.
-¡Es agua del charco! -contestó Crible-Crable.

martes, 17 de julio de 2012

EL OBJETO OCULTO.

 

  1. Esta actividad se titula “Objeto oculto”. Tiene el propósito de estimular nuestra creatividad para producir una creación poética original.

2.      Piensa en un objeto cualquiera, sin nombrarlo. Debe ser un objeto que ahora, en este instante o en este día, sea significativo para ti.


3.    Escribe tres características y cualidades de ese objeto.


4.    Piensa en términos sensoriales: color, sonido, olor, gusto, movimiento. ¿Cómo es tu objeto en cada aspecto?


5.    ¿Qué formas tiene tu objeto? Descríbelo.


6.    ¿Cuáles son sus funciones?


7.    ¿En qué contextos es posible imaginar su presencia?


8.    Escribe algunas frases sueltas que digan algo acerca del objeto.


9.    A partir de las anotaciones realizadas, crea un poema sin nombrar el objeto. No es una adivinanza sino una poesía que refleja poéticamente tu visión y apreciación del objeto.


  1. Ahora vamos a leer en voz alta nuestras creaciones, sin decir a qué objeto hemos escrito. El grupo puede desvelar el objeto al terminar la lectura del poema.

 Bibliografía.