domingo, 3 de julio de 2011

ANALICEMOS UN POEMA DE UNAMUNO.


MUERTE

Eres sueño de un Dios; cuando despierte
¿Al seno tornaras del que surgiste?
¿Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de deshacer será tu muerte?
¿Él sueño nace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
Para remedio de la vida triste,
Secreto inquebrantable es nuestra suerte.
Deja en la niebla hundido tu futuro
Y ve tranquilo a dar tu último paso,
Que cuanto menos luz, vas más seguro.
¿Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
¡Morir…dormir…dormir…soñar acaso!

Vocabulario.
Vigilia: estar despierto en la noche
Inquebrantable: algo que no se quiebra
Surgiste: te levantaste desde abajo
Inerte: algo que no se mueve
Dicha: felicidad
Ocaso: el anochecer, el caer del sol
Sendero: el camino

Comentario de Patricia Montoya: Pequeña incertidumbre del poeta. Tiene muchas dudas. La muerte es la experiencia más segura del ser humano. Somos para Dios, ya que “Eres sueño de Dios”. Muchas veces la persona prefiere morir para no llevar una vida de dolor (“Para remedio de la vida triste”). Dejando claro que Dios es nuestro Dueño, puede comparar la muerte con el sueño, ya que nadie ha regresado de la muerte. La “Aurora” es el camino hacia lo Divino o más allá de la muerte. ¿Qué vamos a determinar después de la muerte? Nada, pues todo ya está determinado.

Comentario de Carlos Eduardo Saa: La forma es de un soneto. El fondo: La muerte provoca interrogantes anímicas al hablante. Se pregunta si la muerte es otra vida y no la nada. ¿Vivió antes de nacer? “¿Serás acaso lo que un día fuiste? O si es sueño de un Dios, sueño real por ser divino, y en ese sueño vive y muere el hombre.
El hablante ¿duda? Pero se entrega con fe al sueño divino: la muerte; “Deja en la niebla hundido tu futuro / y ve tranquilo a dar tu último paso”.
El texto expresa las interrogantes de Unamuno sobre la religión cristiana, en el contexto tiempo y cultura, que vivió el autor.

Comentario de Iván Tapia: Cinco preguntas contiene este poema, acerca de la muerte. Cada una expresa una duda y una posibilidad de explicación. La clave exegética está en el verso central, el octavo: “secreto inquebrantable es nuestra muerte”. Desde esa perspectiva, el hablante propone entender y vivir la existencia como un sueño de Dios, en que ésta es un “sendero oscuro”. Así es que vayamos tranquilos hacia la muerte, que es el despertar de Dios.

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